Los tráficos en la dársena catalana crecen el 5,9 por ciento, sobre todo por el comportamiento de los graneles líquidos y, en menor medida, por los flujos agroalimentarios y la carga general.
El puerto de Tarragona ha salvado abril con un crecimiento del 5,9 por ciento de sus tráficos, sumando 2,4 millones de toneladas, en comparación con el mismo mes de 2019.
Es más, esta actividad es superior a la registrada en el mismo mes entre los años 2013 y 2016. Esta positiva evolución en plena pandemia se debe sobre todo al comportamiento de los graneles líquidos y, en menor medida, a los flujos agroalimentarios y la carga general.
Los graneles líquidos, el principal tráfico de la dársena, sumaron 1,62 millones de toneladas y un avance del 7,4 por ciento en abril. Aunque los sólidos bajaron el 3,2 por ciento, el flujo más importante de este tipo de mercancías, los productos agroalimentarios, saldó el mes con un avance del 35 por ciento, sumando 379.003 toneladas del total de 562.671 toneladas de graneles sólidos. La carga general registró un crecimiento del 25,8 por ciento, hasta las 182.723 toneladas. Y ello debido al comportamiento de la pasta de papel.
La evolución del mes abril contrasta con la actividad de la dársena catalana en el acumulado. Por el puerto de Tarragona han pasado un total de 9,06 millones de toneladas en los primeros cuatro meses del año, el 18,8 por ciento menos que en el mismo periodo de 2019. Los graneles líquidos saldaron el cuatrimestre con un retroceso del 10,6 por ciento, sumando 6,3 millones de toneladas. Los sólidos bajaron más, el 39,4 por ciento, hasta los 2,21 millones de toneladas, mientras que la mercancía general aumentó el 4,9 por ciento y llegó a las 632.306 toneladas.