El fuerte tirón de los graneles sólidos, por el récord histórico en tráficos agroalimentarios, y de la mercancía general en la dársena catalana no fueron suficientes para compensar la evolución de los graneles líquidos.
La Autoridad Portuaria de Tarragona cerró el pasado ejercicio con unos ingresos de 63,8 millones de euros el, 20 por ciento más que en 2021 y superando también en dos dígitos (+11,5 por ciento) el volumen de negocio prepandemia. Y ello a pesar de que el tráfico total, con 30,03 millones de toneladas, todavía no alcanzó los volúmenes de 2019 (33,30 millones de toneladas) y retrocedió el 5,1 por ciento en comparación con 2021.
El resultado de explotación se situó en los 13,4 millones de euros, tres veces más que al 2021 y superando los beneficios de 2019 (7,4 millones de euros). El cash flow sumó 34,2 millones y presenta una tesorería de 52,4 millones de euros. “La robustez económica permitirá dar un nuevo impulso al ciclo inversor en infraestructuras estratégicas que garanticen la competitividad y la sostenibilidad”, señala un comunicado de la Autoridad Portuaria.
Se trata de nueva etapa inversora más sostenible, bautizada como ‘Rumbo #EcopPort 2027’, con el objetivo de “conseguir poner en marcha las infraestructuras que permitan hacer frente a los retos de la diversificación de tráficos, la transición energética y la transformación económica sostenible del puerto y de su hinterland“. Lo que incluye actuaciones como la construcción del contradique de poniente, que culminará en 2027, el puerto seco en el Corredor de Henares, PortTarragona Terminal Guadalajara-Marchamalo, pendiente de adjudicar la segunda fase, o la modernización de la modernización de la Terminal de la Boella para acoger16 trenes diarios.
El fuerte tirón de los graneles sólidos y de la mercancía general no compensó la evolución de los graneles líquidos, el principal tráfico de la dársena, el año pasado. Los graneles líquidos sumaron 17,66 millones de toneladas en 2022, el 16,4 por ciento menos que en 2021, mientras que los graneles sólidos, con 9,32 millones de toneladas, crecieron el 20,4 por ciento en el mismo periodo.
La buena evolución de los graneles sólidos tuvo un claro culpable, el tráfico de cereales, piensos y harinas, que marcó nuevo récord histórico en la dársena catalana al sumar 5,95 millones de toneladas, superando los 5,76 millones de toneladas del año 2019. Además, creció más del 58 por ciento el tráfico de contenedores en relación a 2021, hasta alcanzar los 775.829 TEUs. Otro flujo que tuvo un buen comportamiento fue el de vehículos, que aumentó el 26,8 por ciento, hasta las 171.615 unidades.
“Son unos buenos resultados si tenemos en cuenta los retos” a los que ha tenido que hacer frente la dársena como “los efectos de la invasión de Ucrania por parte de Rusia en el tráfico de cereales y de crudo de petróleo, el incremento del precio de la energía y la inflación. Y, por otro, la situación en el hinterland portuario”, señalan desde la Autoridad Portuaria, en referencia a la parada técnica de Repsol durante dos meses, así como los “efectos en los rendimientos derivados de las negociaciones para la adaptación a la nueva normativa reguladora de la estiba”.