La ministra de Fomento ha remitido a Bruselas una nueva propuesta para la Red Transeuropea de Transporte (TEN-T) a su paso por España, que incluye una malla de 51 terminales multimodales, frente a las 35 contempladas en el mapa ferroviario de su antecesor Blanco, y la recuperación de la Travesía Central de los Pirineos (TCP). Pastor ha presentado su plan después de hacerse eco en el Congreso de los Diputados de que ha recibido un ministerio de Fomento en bancarrota, con una deuda de 40.000 millones y un gasto comprometido de más 6.000 millones para 2012, y poco antes de que Montoro anunciara que el déficit público alcanzó el 8,51 por ciento del PIB en 2011. A la luz de estas cifras, como bien dijo la ministra en su toma de investidura, sabedora de lo que se le venía encima, lo que le toca es gestionar la austeridad y, en el caso concreto de su negociado, gestionar, planificar y poner en valor las infraestructuras existentes.
En definitiva, hilvanar un sistema de transporte eficiente para mejorar la competitividad de la economía y las empresas españolas en el exterior. Así las cosas, la propuesta de 51 terminales multimodales lanzada a Bruselas, a quien se le habrán antojado los dedos huespedes al recibo de la misma, no se compadece bien con la política de austeridad y eficacia en el gasto preconizada por el propio Gobierno de Rajoy. El plan de Pastor sólo se entiende en el ánimo de intentar contentar a las Comunidades Autónomas que se quedaron fuera del mapa dibujado por Blanco, excesivo también, pero lo cierto es que el país no está para estos juegos. Cosa bien distinta es la solicitud de incluir la TCP en la red TEN-T, porque es un proyecto estratégico para el país, que necesita del apoyo de la CE y de su autoridad para evitar que París siga poniendo la proa al mismo, y a largo plazo, que no exige una inversión inmediata, además de complementario con el Corredor del Mediterráneo, que no debe temer que le hurten recursos en favor del primero.
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