Su apuesta por recortar de 18 a 12 las terminales operativas, de 69 a 28 las relaciones de tráfico y de 302 a 208 las frecuencias semanales, provoca una caída de la actividad.
Renfe Mercancías está condenando el trasvase de tráficos del transporte por carretera al intermodal al abandonar el tren multicliente. Su apuesta por reducir en los últimos cinco años de 18 a 12 las terminales operativas, de 69 a 28 las relaciones de tráfico y de 302 a 208 las frecuencias semanales, está provocando la caída de la actividad
Renfe Mercancías ha apostado en los últimos años por una política de abandono progresivo del tren multicliente para centrarse en el tren cliente o completo, lo que está penalizando el trasvase de tráficos de la carretera al intermodal. En los últimos cinco años, Renfe ha cerrado al transporte intermodal multicliente las terminales de Lugo, A Coruña, Alicante, Málaga, Puerto de Santa María y Torrelavega, reduciendo la cifra de terminales en servicio para este tráfico de 18 a 12. Además, las relaciones de tráfico en este mismo período se han recortado de 69 a 28, mientras que las frecuencias semanales han disminuido de 302 a 208.
Todo esto ha traído como consecuencia un descenso significativo de la actividad intermodal de la pública, especialmente elocuente en lo que al tráfico nacional intermodal se refiere, que ha pasado de 4,21 millones de toneladas transportadas en 2008 a 3,68 millones en 2013 (-12 por ciento) y de 2.838 millones de toneladas kilómetro en 2008 a 1.934 millones en 2013 (-32 por ciento). En el año 2003, este tráfico alcanzó los 5,06 millones de toneladas, lo que da idea de que Renfe sigue perdiendo cuota en el intermodal respecto a la carretera.
De hecho, sin irnos muy lejos, de enero a julio del presente año, el tráfico intermodal de Renfe se situó en 1,58 millones de toneladas kilómetro, lo que supone un descenso del 15,39 por ciento, mientras que la carretera en el primer semestre del año creció un 4,80 por ciento (102.411 millones de toneladas kilómetro), según datos de la Encuesta Permanente de Transporte de Mercancías por Carretera del Ministerio de Fomento.
La red multicliente, para cuyo uso los distintos clientes no necesitan concentrar un volumen importante de unidades, es la que permite trasvasar tráfico terrestre de carretera al ferrocarril. Por tanto, si Renfe arrincona el servicio multicliente y se centra en el tren cliente, tal y como está sucediendo en los últimos años, no parece probable que la inmensa mayoría de las empresas del sector de la carretera puedan aportar suficiente volumen como para comprar un tren completo. Por si fuera esto poco, la apuesta de Renfe tiene una repercusión negativa en su propia cuota de mercado, puesto que frente a la dificultad que encuentran las empresas ferroviarias privadas para captar clientes del servicio multicliente de la pública, resulta mucho más sencillo para ellas negociar directamente con un solo cliente y poder así arrebatarle un tren completo.
Aún así, Renfe se ha volcado en el tren cliente, apoyándose en los tráficos procedentes de los puertos, de la mano de navieras o terminalistas que contratan los trenes y los comercializan. De esta manera, los tráficos del intermodal de Renfe procedentes del marítimo se han aupado en los últimos años por encima de los de la carretera (ver gráfico de la página anterior).
En todo caso, una política comercial centrada en el tren cliente en intermodal parece claro que tiene su correspondiente repercusión en los precios. Tal es así que, según se desprende de las cuentas anuales de Renfe Mercancías del pasado año 2013, el importe medio percibido por TEU transportado se ha reducido. Según el citado informe de gestión, el importe neto de la cifra de negocios en la actividad de intermodal se elevó a 73,39 millones de euros (33,13 por ciento sobre el total de Renfe Mercancías), mientras que el tráfico registrado se situó en 548.000 TEUs (-3,9 por ciento), lo que representa un importe medio de 134 euros por TEU.
Si establecemos la comparativa con el año 2008, entonces Renfe transportó 525.000 TEUs y alcanzó una cifra de ventas de 103,3 millones de euros en la actividad de intermodal, con lo que el importe medio por TEU se elevó a 197 euros. Vistos estos datos, este descenso del precio sólo puede achacarse a la apuesta por los trenes completos frente al multicliente o bien a que la distancia media recorrida sea menor al primar los tráficos de corta distancia sobre los de larga distancia, lo que sería un contrasentido desde el punto de vista del nicho de mercado que debe prevalecer en el ferrocarril de mercancías.
Por otra parte, actividades específicas como el transporte de mercancías peligrosas por vía intermodal, que por cuestiones obvias en materia de seguridad debería intentar favorecerse, son las que más están sufriendo el impacto de esta política adoptada por Renfe Mercancías. Así, el desplome en estos tráficos es patente, al haber pasado de mover 657.246 toneladas en el año 2007 a las 604.784 del pasado ejercicio, lo que representa un descenso del 8 por ciento. Con todos estos datos sobre la mesa, parece evidente que Renfe no se está preocupando por atraer tráficos procedentes de la carretera para que se suban al intermodal, lo que se contradice con las pretensiones del Ministerio de Fomento.