Maquilló sus abultadas pérdidas en 2012, que fueron de 71,5 millones, un 55% superior a la realidad contable, lo que le permitió subvencionar con 2,13 euros cada tm transportada.
Renfe Mercancías maquilló sus abultadas pérdidas en 2012, que fueron de 71,5 millones de euros, un 55 por ciento más de lo que dicen sus cuentas auditadas. Estos gruesos números rojos muestran que sigue con prácticas anticompetitivas para estrangular a los privados, ya que subvencionó con 2,13 euros cada tonelada transportada
encima de la mesa una ‘patata caliente’ con Renfe Mercancías, para la que tienen muy difícil encontrar viabilidad, aun maquillando sus cuentas de resultados de 2012, actuación que acaba de denunciar la Asociación de Empresas Ferroviarias Privadas (AEFP). Según las cuentas auditadas de la pública, “el resultado de Renfe Mercancías en 2012, deducido el resultado financiero, arroja un saldo negativo de 46 millones, lo que representa una mejora sobre el obtenido en el año anterior de 92,1 millones, debido al efecto del deterioro del valor de las participaciones financieras en las sociedades filiales, ya que en 2011 se registraron 80,1 millones mientras que en 2012 el importe neto es una apreciación de 14,8 millones”. Sin embargo, la patronal AEFP que dirige Juan Diego Pedrero, que representa los intereses de los operadores privados ferroviarios en España con una cuota del 14 por ciento, considera que las pérdidas de 46 millones de Renfe Mercancías son un 55 por ciento inferior a la realidad contable.
Según la AEFP, que tiene en cuenta el cambio de criterio de amortización de la pública aplicado en 2012 (la vida de los activos pasa a 40 años) y la revalorización de sus participaciones financieras, “del análisis de las cuentas anuales auditadas y su comparación con 2011 se deduce que Renfe Mercancías perdió 71,5 millones en 2012. Como sus ventas por tráfico quedaron en 177,5 millones, el resultado es una pérdida del 40 por ciento de lo que ingresó, empeorando en 12 puntos respecto a 2011”. Asimismo, “el EBITDA de 2012 empeoró hasta 36,4 millones de pérdidas, lo que equivale a señalar que cada tonelada transportada por Renfe Mercancías fue directamente subvencionada en 2,13 euros (cifra que se obtiene al dividir el EBITDA negativo entre el número de toneladas transportadas) y el cliente pagó 10,4 de tarifa (que se obtiene al dividir los ingresos entre las toneladas transportadas)”.
La AEFP observa “con creciente alarma y preocupación el deterioro constante y sistemático de las cuentas de Renfe Mercancías, que además se acompaña de una dramática disminución del volumen de ventas”. Concretamente, como se puede observar con más detalle en los cuadros adjuntos, cayó un 14,5 por ciento, cifra superior al descenso de toneladas transportadas, que disminuyó un 1,5 por ciento. Ello significa que el operador público perdió un 15 por ciento de ingreso neto por cada tonelada transportada en 2012 con respecto al 2011. Ante la preocupante situación del sector de transporte ferroviario de mercancías en España, Juan Diego Pedrero, gerente de la AEFP, manifiesta que estas cifras sólo se explican desde una “política generalizada de reducción de precios que Renfe Mercancías continúa practicando a pesar de sus elevadas pérdidas. El operador público no debería incidir en prácticas anticompetitivas, muy alejadas de su estructura de costes, la cual es evidente que no le permite vender a esos precios”.
Pedrero se expresa en términos más suaves que Competencia en su último informe sectorial, donde pone negro sobre blanco la caótica situación del mercado del transporte de mercancías por ferrocarril tras ocho años de una liberalización que se ha revelado frustrada y frustrante para los operadores privados de la mano de Renfe. Competencia señala que la pública “domina el mercado y sus competidores no pueden ejercer presión competitiva”, y también “los mercados del material rodante y el de reparación y mantenimiento del mismo”. Otra de las “ventajas desproporcionadas” de que disfruta Renfe, continúa el informe de la CNC, es que “recibe financiación pública, y aunque en los años más recientes la misma no se ha concedido específicamente para la carga, no es posible verificar que se emplee efectivamente en los destinos para los que se otorga, como señaló el Tribunal de Cuentas en su informe de 2011 sobre Renfe-Operadora, ni es descartable que pueda favorecer su posición allí donde compita con otras empresas, habida cuenta de la posibilidad de que esta última realice subvenciones cruzadas, directas o indirectas, entre actividades o incluso entre trayectos ferroviarios dentro de la actividad de transporte de mercancías”.
Además, Renfe “es relativamente poco eficaz en la utilización de sus recursos frente al resto de operadores públicos europeos. Todos los datos que comparan el volumen transportado o los ingresos obtenidos con los recursos empleados de personal y material rodante relegan a España a la zona baja del ranking de países europeos. Dado que Renfe tiene, además, un peso relativo superior en España que el de su homólogos europeos en sus países, ello supone que la eficiencia global del transporte ferroviario de mercancías en España es inferior al de nuestros vecinos, lo que agudiza los problemas de competitividad”.