Podría deberse a las pocas posibilidades de presidir el grupo.
El anuncio hace un año de que Andreas Renschler permutaba con Wolfgang Bernhard sus respectivas vicepresidencias del grupo Daimler fue valorado por algunos analistas como un “palo” para el primero en su carrera a la presidencia. La dimisión por sorpresa de Renschler viene a confirmar esta apreciación. Al parecer, la aspiración de Renschler, a sus 55 años, era alcanzar la presidencia de Daimler y suceder a Dieter Zetsche, pero todo apunta también a que aunque no sea demasiado querido por los sindicatos, Bernhard, que tiene 53, cuenta con muy buen cartel en las altas esferas del grupo alemán, donde recuerdan sus histriónicos desplantes a Jürgen Schrempp cuando éste ya presidía el grupo.
Desde luego, Bernhard no ha tenido una trayectoria continua en Daimler, habiendo estado fuera durante cinco años, en los que pasó por Volkswagen. Además, Bernhard es un protegido de Zetsche, con el que coincidió unos cuantos años a comienzos del año 2000, en la cúpula de la hoy desaparecida DaimlerChrysler, el fracasado macroproyecto de Schrempp. Renschler declaró al Wall Street Journal que su repentina decisión obedece a que los candidatos a suceder a Zetsche tienen edades muy parecidas y que “si Zetsche quiere seguir en la presidencia por otros 6 años, no voy a estar muy contento haciendo mi trabajo”.
Además de Bernhard, los candidatos a relevar a Zetsche son ahora Bodo Über, vicepresidente financiero, y Hubertus Troska, que aunque ahora está en China, fue director comercial en Daimler Trucks. ¿Y qué va a ser de Renschler? Pues en Volkswagen andan como locos para llevárselo a ver si consiguen de una vez la fusión de Scania y MAN y unas sinergias más sustanciosas que los manidos 200 millones. En Stuttgart, dicen que Renschler tiene que cumplir una cláusula de carencia antes de poder fichar por un competidor, pero en Wolfsburg no parecen dar demasiada importancia a ese impedimento.