Corría el año 2004. El entonces presidente de CETM, Manuel Monfort, cuestionado por este periódico sobre el diferente trato fiscal entre las grandes empresas y los autónomos, defendía la necesidad de “jugar todos con las mismas reglas”. Ocho años después, tras anunciarse la expulsión del transporte por carretera del sistema de módulos, más ventajoso que la estimación directa, la gran patronal, que ahora preside Marcos Montero, calla. Un silencio que evidencia no sólo la profunda división del sector, sino la compleja composición de ciertas organizaciones, caso de CETM, donde el manto de siglas e intereses que confluyen es de lo más variado. Una realidad que hace que la defensa de las reivindicaciones del sector con una sola voz sea una misión imposible. Y es que los empresarios de las grandes empresas, en líneas generales, consideran que se trata de una “medida justa”, ya que la estimación objetiva siempre ha distorsionado la competencia, que permitirá incentivar la concentración, aunque reconocen que si no hubiese sido por los autónomos, más competitivos por esas ventajes fiscales, muchas empresas habrían echado el cierre.
Por el contrario, los transportistas autónomos advierten que la supresión del sistema de módulos supondrá la “puntilla” para el sector, especialmente en la actual coyuntura. Así las cosas, parece evidente que será muy complicado alcanzar una posición común que deje a todo el mundo contento. Mientras, Fomento sigue sin dar señales de vida y afirma que no conoce aún el Anteproyecto de Ley que perfila Hacienda. En los corrillos del sector, no obstante, se da por hecho que se limitará a trasladar la opinión de los transportistas. Y es que su papel también es difícil, ya que resultaría extraño posicionarse en contra de una medida que posibilitará dotar de mayor músculo empresarial al sector, uno de los principales objetivos recogidos en los sucesivos programas del Ministerio, más conocidos como planes Petra.