Un reciente estudio del Think Tank Movilidad de la Fundación Corell cuestiona su eficacia, tras apuntar que los beneficios no compensan la problemática que plantea.
La implantación de las 44 toneladas en España, por la que suspiran los cargadores, y que también divide a los propios transportistas, algunos de los cuales llevan tiempo explorando la vía de los megacamiones (60 toneladas) y ‘duotrailers’ (70 toneladas), vuelve a estar encima de la mesa.
Los cargadores lo tienen claro. El incremento del peso máximo de los vehículos pesados permitirá reducir los costes logísticos y las emisiones contaminantes. Sin embargo, un reciente estudio del Think Tank Movilidad de la Fundación Corell cuestiona su eficacia, tras apuntar que los beneficios no compensan la problemática que plantea. Como principales argumentos en contra, el trabajo destaca la imposibilidad de aplicar las 44 toneladas al transporte internacional, el mayor desgaste de las infraestructuras y el aumento de los costes por vehículo, lo que “repercutirá negativamente en los transportistas”, ante la dificultad para trasladar ese incremento a sus clientes.
Es evidente que hay un largo camino por explorar para mejorar la competitividad del transporte. Y no basta solo con aumentar el peso máximo de carga de los camiones. El propio José Luis Simoes, presidente de Luis Simoes, en una entrevista a este medio, aseguró que “las 44 toneladas son mucho menos importantes para el sector que los tiempos de carga y descarga”, por no hablar de los plazos de cobro. Transportistas y cargadores harían bien en retomar las negociaciones y cerrar acuerdos que beneficien a toda la cadena logística. Las 44 toneladas, implantadas ya en varios países europeos, también llegarán a España. No estaría de más hacer antes los deberes pendientes.
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