Los datos de las empresas del sector que se vieron abocadas a presentar concurso de acreedores en 2008 son desoladores. Muestran con claridad cómo ha afectado la crisis al negocio en el último trimestre del año y, lo que es aún más importante y preocupante, pronostican un escenario aún peor para 2009.
Como adelanta TRANSPORTE XXI, 47 compañías se convirtieron en deudores concursales en 2008, lo que supone un brutal aumento del 230 por ciento frente a 2007.
Los concursos han puesto en el disparadero un negocio de 183 millones de euros y 1.500 empleos directos. De hecho, 14 empresas de la relación de concursadas se encuentran en liquidación o ya están extinguidas. Y todo parece indicar que no serán las únicas. La carretera es con mucho la actividad que más está sufriendo. Y las insolvencias ya no están afectando sólo a las pequeñas empresas, las más descapitalizadas.
También empiezan a hacer estragos en sociedades con más de 25 millones de facturación. Lo más sorprendente de todo es que en los concursos pesa más la falta de financiación bancaria que la contracción de la demanda y de los precios motivada por la crisis.
La clásica financiación para el circulante ha desaparecido. Lo que viene a demostrar que las medidas del Gobierno de Zapatero, como la ampliación de las líneas ICO para las pymes y el dinero del erario público prestado a los grandes bancos, no están a la altura de la situación.
El dinero no llega a las empresas, que al final son las que crean riqueza y empleo. En esta misma edición podemos leer las declaraciones de Adolfo Utor, presidente de Baleària, que está acometiendo una inversión de 300 millones en renovación de flota.
El empresario no pide dinero al Gobierno. Demanda que el dinero cueste poco, que la bajada del euribor se deje notar y no quede penalizada por los diferenciales que manejan los bancos. Vienen mal dadas en 2009 y el Gobierno sigue con pildoritas para una crisis que necesita cirugía.