Presidenta de la Asociación Empresarial de Transportes de Bizkaia (Asetrabi)
“Un nuevo paro en el transporte no es la solución”
La presidenta de Asetrabi no rehúye ningún frente. Sonia García subraya que “el problema de muchos autónomos es que piensan que solo llevan un camión” y apuesta por limitar la subcontratación. En clave de sostenibilidad, advierte de que “ahora, en precio, no es viable ningún vehículo que no sea con combustión de gasoil”, al tiempo que recalca: “no se puede incentivar el ferrocarril, si no funciona”.
> Sigue la escalada de los precios energéticos, la guerra en Ucrania, la inflación… ¿En qué situación se encuentra el transporte por carretera?
De incertidumbre. Como la de todos los sectores. Después de una especie de ‘boom’ de transporte y falta de camiones, ahora no se sabe bien por dónde va a tirar.
> La crisis ha golpeado con fuerza a la industria del acero, un buen termómetro para medir la temperatura del sector en la provincia de Vizcaya.
El transporte es la vía para otro tipo de sectores. Da lo mismo el que sea. Y ahora, el consumo se ha frenado. Las industrias están bajando producciones, tirando de stock… ¿Hasta dónde? Nadie lo sabe.
> ¿Cuáles son los problemas más importantes a los que se enfrenta el transporte por carretera en este territorio?
El problema es general. Históricamente estábamos en mejor posición debido al factor industrial y no depender solo del turismo, pero ahora está con muchísima incertidumbre y frenándose. Esperamos que no parándose.
> ¿Se ha logrado alcanzar los niveles prepandemia?
Después de la pandemia se alcanzó rápidamente los niveles de 2019, pero ahora, con la guerra en Ucrania, ha vuelto a caer la actividad. La movilización de transportistas, que tuvo lugar en marzo, también hizo mucho daño a las empresas de transporte.
> Plataforma amenaza con un nuevo paro. ¿Se espera un otoño caliente?
Espero que no, porque ahora mismo, esa no es la solución.
> ¿Cómo cree que será 2023?
Siempre soy muy optimista. Espero que, por fin, salga el sol y veamos más la luz, pero que no haya otro ‘boom’ de transporte como en pospandemia y picos de actividad. Que la situación se vaya normalizando poco a poco, mejorando el trabajo y las condiciones, apoyándonos en la normativa que ha salido.
> ¿Los acuerdos “históricos” alcanzados con el Gobierno son la panacea a los problemas del transporte por carretera o queda mucho trabajo por delante?
Son unos acuerdos muy importantes. El que podamos llevar a cabo las medidas que nos ha facilitado el Gobierno y repercutir a nuestros clientes nos ayuda mucho, porque ellos ahora también están muy concienciados con los problemas. Pero siempre quedan cosas por hacer. Es imposible mejorar todo de una vez, porque además teníamos muchos problemas estructurales. Hay que seguir trabajando. Lo que sí espero es que cuando la situación se normalice, podamos seguir haciendo uso de esas herramientas históricas.
> ¿Es el sector lo suficientemente maduro para utilizar las herramientas ahora a su alcance dirigidas a reequilibrar las relaciones con sus clientes?
Por desgracia, no. Hace falta que las empresas, todas, y meto a los autónomos con un camión, porque muchos han pensado que son asalariados, y no, se conciencien de que tienen que hacer viable su negocio. Hemos pedido ayuda a la Administración, que saque leyes de obligado cumplimiento para que podamos tener más fuerza con nuestros clientes, porque estaba demostrado que era imposible, y ahora somos nosotros los que tenemos que hacerlo.
> ¿A qué tiene que seguir poniendo oídos la Administración?
Siempre hay temas pendientes. Por ejemplo, limitar la subcontratación en la ley de la Cadena de Transporte, aún pendiente. Además, no implantar peajes, jubilaciones anticipadas, temas de seguridad social… Es decir, no gravar más los costes del transporte.
> Los acuerdos incluyen la prohibición de la carga y descarga por parte de los conductores, con excepciones, una reivindicación histórica del sector. ¿Cómo están respondiendo los cargadores?
Hay de todo, pero sí están tomando nota. Se está cumpliendo. Y también el que no te hagan esperar, para evitar reclamaciones por paralización. Es un camino lento, poco a poco, de concienciación. Esperamos que no se frene.
> La distribución comercial ha comenzado a facturar estos servicios a sus proveedores. ¿Tendrá repercusión en el precio del transporte?
Todo el mundo que tiene una empresa, lo que quiere es que sea viable y rentable. No podemos cargar al transporte con más costes.
> Los acuerdos también incluyen el desarrollo de la Ley de la Cadena de Transporte y se habla de “coste mínimo”. ¿Tiene sentido en una economía de libre mercado?
Es una utopía y un mundo idílico. No podemos guiarnos por la ley de la cadena alimentaria, que se ha demostrado que no funciona. Y es triste decirlo, pero las pequeñas empresas, y algunas grandes, no saben hacer números. No saben realmente qué es lo que deberían cobrar por un transporte. Ahí sí que deberíamos hacer una mayor labor pedagógica.
Las pequeñas empresas, y algunas grandes, no saben hacer números
> El Gobierno apuesta por la concentración empresarial, pero vuelve a prorrogar los módulos, lo que perpetúa la atomización. ¿No es un contrasentido?
Es una medida que nos limita la competitividad.
> ¿Se debería poner fin a este régimen de tributación?
El sistema de módulos no es una opción viable. Hace falta un plan real, con uno o dos años de transición. Incluso, se puede incentivar para acelerar el proceso. Lo que ocurre es que el Gobierno sigue prorrogando los módulos y los transportistas no se van a preparar. Nadie hace caso
> ¿El sector necesita ganar músculo?
Sí. En Vizcaya, precisamente no hay grandes flotas de transporte.
> ¿Cuál es el modelo de empresa que defiende la patronal Asetrabi?
No voy a decir cuál sería la flota ideal, pero el tamaño sí importa. Deberíamos ser capaces de crecer sin perder la identidad, haciendo colaboraciones. El problema es que no nos fiamos de nadie. Pensamos que nos va a quitar el cliente. Además, hay mucha empresa familiar y la transición es muy difícil. Hay un problema de relevo generacional.
> ¿Los autónomos son necesarios?
Por supuesto, porque siempre hay picos de actividad. Eso sí, todas las empresas tienen que tener un número mínimo de camiones. Muchos de los problemas se solucionarían si se limita la subcontratación. El problema de muchos autónomos es que piensan que solo llevan un camión y la empresa es mucho más que conducir.
> Otro de los problemas sobre los que se ha puesto el foco en los últimos años es la falta de conductores. El sector no logra ser atractivo para los jóvenes. ¿Cómo se dignifica la profesión?
Ahora mismo no es atractivo ningún sector para los jóvenes. Es evidente que hay que mejorar las condiciones de los transportistas. Y es un tema que no depende solo de la Administración.
> En clave de sostenibilidad, ¿le parece acertada la política de Bruselas, que se ha marcado como objetivo alcanzar las cero emisiones en 2050?
Hay que descarbonizar. ¿Cómo?, ¿cuándo?, es en lo que no puedo estar de acuerdo. Para una empresa, lo primero es la sostenibilidad económica. Y ahora, en precio, no es viable ningún vehículo que no sea con combustión de gasoil.
> ¿Ve realmente posible, a corto plazo, una alternativa al diésel para el transporte por carretera de larga distancia?
No. Los fabricantes de vehículos tienen que seguir investigando para producir camiones viables. Que no ocurra como con el gas, que en principio no eran viables en potencia y, ahora, ni siquiera económicamente. Encima es gas, que sigue siendo un combustible fósil.
> ¿La intermodalidad puede ayudar en ese camino hacia la descarbonización?
La intermodalidad llegará, pero no me puedes obligar, ni poner una fecha límite, como ocurre con los vehículos propulsados por combustibles alternativos. Hay que dar pasos para ello y mi empresa ya se reinventará, pero ahora no es viable. No se puede incentivar el ferrocarril, si no funciona.
> Entre los retos del sector también destaca la transformación digital. ¿Está siendo más lenta de lo que debería?
Sí. Y la verdad es que muchas pequeñas empresas no están preparadas para afrontar la digitalización, o no quieren. Es como la apuesta por el tren, tendría que ser poco a poco, pero hay que ir dando pasos, porque eso facilita mucho todo. Cuesta tiempo, que no tenemos, dinero, que tampoco sé si será mucho, en realidad, y educación o concienciación. En este sector, algunas empresas piensan que solo son camioneros y conducen un camión. Y no es así.
> Por último, el Gobierno mantiene su intención de no implantar peajes al transporte por carretera sin el consenso del sector. En Vizcaya, sin embargo, serán una realidad a partir del próximo año. ¿Cuál es su opinión?
El anuncio que se hizo en Vizcaya también iba en la línea de alcanzar un consenso con el sector. Con eso lo digo todo. Si el consenso es decir “vamos a ponerlos y ver vosotros cómo se tienen que poner”, apaga y vámonos. El sector se ha negado siempre a la implantación de peajes, pero llegado el momento de que no hay vuelta atrás, ni siquiera con un paro, vamos a ver cómo mitigar el impacto. Y es lo que hemos intentado hacer con la Diputación de Bizkaia. Estamos mirando cómo puede ser menos oneroso. El sobrecoste va a ser bastante para las empresas. La entidad foral ya ha anunciado descuentos a partir de enero, gracias a la negociación abierta con las asociaciones, incluso un plan Renove.
> Regirá el principio del ‘pago por uso’. ¿Solo usan las carreteras los camiones?
Los peajes para el transporte pesado son discriminatorios, porque se aplican exclusivamente a un segmento, y tienen un claro afán recaudatorio. Somos la parte fácil.
> ¿Los peajes restan competitividad a la industria de Vizcaya?
Sí, porque es lo que decimos: no podemos asumir este sobrecoste las empresas de transporte. Es una cadena.
> Eso sí, como apunta, del mal el menos. La Diputación ha anunciado un paquete de medidas valorado en 5,6 millones de euros, que incluye descuentos y bonificaciones en las tarifas de peajes a partir del 1 de enero de 2023. ¿Qué lectura hace?
Las ayudas, bienvenidas sean. Toca seguir trabajando para conseguir más.
> El transporte apuesta por la armonización en el ámbito europeo. ¿Se debería empezar por dar ejemplo en España? ¿Es necesario avanzar hacia un único convenio sectorial y que la competitividad de una empresa no dependa de dónde esté localizada?
Tener más de 50 convenios de transporte por carretera no tiene ningún sentido, pero es muy difícil cambiarlo.
El personaje
Sonia García nace en Bilbao en 1972. En 2011 se pone al frente de la empresa familiar de transporte por carretera Dagase. Muy involucrada en la vida asociativa, en 2012 entra a formar parte de la Junta Directiva de Asetrabi, la Asociación Empresarial de Transportes de Bizkaia. Y solo seis años más tarde, en 2018, toma las riendas de la patronal. Además, participa de forma activa en otras organizaciones, como Cebek o UniportBilbao, para defender los intereses del sector.