El motivo aparente es el compromiso de GM con sus empleados, aunque todo apunta a que Navistar quería ahora pagar menos.
En diciembre de 2007, General Motors (GM) y Navistar International firmaron un acuerdo de intenciones por el ésta se iba a hacer cargo de los intereses de la primera en el campo de la producción y venta de camiones de tonelaje medio. El trato entre ambos constructores contemplaba el traslado de la producción de las gamas GMC TopKick y Chevrolet Kodiak desde la fábrica que GM tiene en Flint a las de Navistar International en Illinois, dedicándose las instalaciones de Flint a la construcción de otros modelos de la oferta de GM.
Pues bien, llegada la fecha de caducidad de aquel compromiso, ambas partes han anunciado ahora la suspensión del mismo, aunque GM ha afirmado que seguirá estudiando alternativas para las instalaciones de Flint, incluso en colaboración con Navistar. En medios laborales de GM se ha esgrimido que ésta ha roto el compromiso con Navistar porque quería respetar los acuerdos firmados con los sindicatos respecto al mantenimiento del empleo en la fábrica de Flint y que el hecho de que Navistar pensase trasladar la producción de camiones de tonelaje medio a su fábrica de Illinois rompía ese acuerdo.
El argumento es bastante flojo, ya que desde el primer momento se dijo que Navistar no iba a mantener la producción en Flint, lo que despertó una gran inquietud entre los 530 trabajadores de esta factoría, ya que GM no había anunciado cuáles serían los modelos que ella pensaba producir en Flint. O sea, que el traslado de la producción no es una medida que se haya sabido ahora. La desinversión de la actividad de fabricación de camiones de tonelaje medio por parte de GM se encuadra en una larga serie de liquidaciones de activos con las que el gigante norteamericano pretende obtener los fondos que le permitan concentrarse en su actividad como fabricante de turismos y todoterrenos para superar sus graves problemas financieros y lograr sobrevivir.
GM ha registrado unas pérdidas de 15.500 millones de dólares en el segundo trimestre del año en curso, que vienen a sumarse a los 3.250 millones perdidos en el primer trimestre de 2008 pero que casi parecen una nimiedad en comparación con los 51.000 millones de dólares perdidos en el conjunto de los tres últimos años. Por eso, la suspensión del acuerdo supone un grave contratiempo en los planes de GM. Algunos especialistas creen que como la demanda de vehículos industriales se ha deteriorado mucho desde diciembre último para acá, es muy fácil que Navistar International haya dicho ahora que quiere pagar bastante menos de lo que ofreció entonces.