El puerto catalán contará con infraestructura como el futuro muelle Contradique de Poniente y el nuevo de Baleares, donde se construye la terminal de cruceros, cuyos usos serán compatibles con acoger la construcción de molinos ‘offshore’.
El puerto de Tarragona está bien posicionado para acoger una actividad con futuro como es la construcción de molinos offshore para los parques eólicos marinos. De hecho, ya ha habido empresas interesadas en conocer la dársena catalana para desarrollar este tipo de actividad, según señaló ayer Saül Garreta, presidente de la Autoridad Portuaria, en la presentación del balance de 2023.
Este tipo de actividad sería compatible con la de cruceros en el nuevo muelle de Baleares, donde se construye una terminal para estos tráficos, y con el uso social previsto en el futuro muelle Contradique de Poniente, apuntó el responsable portuario. La dársena ya tiene experiencia en operativa de project cargo.
No es solo es puerta de embarque de este tipo de carga. También acoge la actividad de grandes construcciones o ensamblajes de instalaciones que generan tráfico marítimo de project cargo.
Y se ha hecho un hueco en el sector al contar con mano de obra especializada generada por la industria auxiliar petroquímica. Además, dispone de un clima benigno que permite trabajar todo el año al aire libre. Unas ventajas extensibles a la construcción de molinos offshore. Donde el puerto de Tarragona ya está posicionado, sin duda, es en el tráfico de cereales. La dársena ha consolidado el liderato peninsular y en el Mediterráneo en estos flujos al marcar un nuevo récord histórico, alcanzando los 6,50 millones de toneladas de cereales y sus harinas importados en 2023, el 52,7 por ciento más que en 2022. Un crecimiento que se vio favorecido por la eliminación de los aranceles europeos al grano procedente de Ucrania y a la sequía de los campos españoles. Tarragona acaparó el 30 por ciento de los cereales importados por los puertos españoles el año pasado. “Son unos tráficos bastante estructurales”, aseguró Saül Garreta.
El pasado ejercicio fue bueno para la dársena catalana con un total de 33,03 millones de toneladas de mercancías movidas, el 9,9 por ciento más que en 2022, sin llegar por los pelos a los flujos prepandemia (33,3 millones de toneladas en 2019). Un crecimiento debido tanto a los tráficos agroalimentarios como a los flujos de crudo de petróleo (+24,8 por ciento), que también marcó récord. “Tarragona es el puerto que más crece de los 10 primeros del sistema portuario”, añadió.
Eso sí, la carga general sigue siendo un deber pendiente, teniendo un peso bajo, del 6 por ciento, en el conjunto del tráfico, reconoció el presidente de la Autoridad Portuaria. El futuro de este tipo de flujo pasa por el destino de la concesión ocupada por DP World que recuperó la Autoridad Portuaria en el muelle de Andalucía, la terminal intermodal de la Boella, en el mismo muelle, y la entrada en funcionamiento de su primera terminal marítima interior, PortTarragona Terminal Guadalajara-Marchamalo, y de la ZAL. Los responsables portuarios están contactando con las empresas potencialmente interesadas en una futura terminal multipropósito en el espacio dejado por DP World antes de sacarla a concurso.
Más información en la edición en papel del 15 de marzo de Transporte XXI.