Estados Unidos y México han resuelto recientemente una disputa de quince años sobre los tráficos por carretera entre los dos países. Los camiones mexicanos podrán hacer viajes de larga distancia en los Estados Unidos, monitoreados por sistemas de tracking y bajo controles esporádicos de drogas, alcohol y horas de conducción.
A cambio, México levanta los aranceles punitivos aplicados a ciertas partidas arancelarias que representan un valor de 2.400 millones de dólares anuales. Las mismas medidas se aplicarán a los camioneros estadounidenses que circulen por carreteras de México.