Al cierre de 2023, las empresas ferroviarias privadas protagonizaron un ‘sorpasso’ hasta hace bien poco prácticamente impensable
El mercado del transporte ferroviario de mercancías se encuentra liberalizado en España desde el año 2005, si bien hasta dos años después no se puede hablar de una liberalización efectiva. En ese momento se produjo la incorporación al mercado de competidores privados por primera vez. Hasta entonces, la empresa pública Renfe Mercancías se había mantenido como único operador en el negocio ferroviario de mercancías en España.
Con la liberalización efectiva del mercado se han ido incorporando progresivamente distintos operadores que han ido consolidando su actividad, pese a las complicaciones que para toda compañía ha representado tener que competir contra un operador incumbente o dominante. No obstante, la progresión de los nuevos competidores en el mercado ha sido lenta pero segura.
Al cierre de 2023, las empresas ferroviarias privadas protagonizaron un ‘sorpasso’ hasta hace bien poco prácticamente impensable. Los competidores de Renfe Mercancías se adjudicaron de manera conjunta una cuota de mercado del 54 por ciento, dejando para la pública el 46 por ciento restante. Se trata de un hecho que se puede considerar, sin ningún matiz, como histórico y que pasa a convertir al negocio ferroviario de mercancías en “más democrático”. Cualquier naviera, empresa cargadora, operador intermodal, operador logístico o empresa de transporte por carretera, que estén interesados en subirse al tren, cuentan en la actualidad con una amplia oferta de empresas de tracción ferroviaria. Una oferta diversificada que hace dos décadas era inexistente.
Pero la reconversión del sector desde el histórico monopolio de Renfe para el transporte de mercancías hasta el actual abanico de oferta de operadores públicos y privados no está provocando un crecimiento del mercado. Esa es la mala noticia y algo que deberían analizar en profundidad los responsables del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible.
Más allá de las expectativas que levanta la apuesta por las autopistas ferroviarias como elemento tractor de los futuros tráficos de mercancías por ferrocarril en nuestro país, sería preciso apoyar en mayor medida servicios como el intermodal multicliente, que tristemente se ha convertido en residual.