La revista alemana Wirtschaftwoche ha publicado recientemente un informe en el que resume el proyecto de privatización del ferrocarril alemán, Deutsche Bahn, y que llegará al Bundestag en junio. Al parecer, el proyecto prohibe a Deutsche Bahn vender más de 49,9 por ciento de sus acciones a los inversores privados. También se creará una compañía holding para vehiculizar la privatización, que se llamaría DB Mobility Logistics AG. El Gobierno alemán retendría el 50,1 por ciento de dicha compañía, y el 100 por ciento de la infraestructura ferroviaria.
Esta será separada de DB Mobility Logistics, que mantendrá Schenker, uno de los mayores grupos logísticos del mundo, en su estructura. El plan inicial de privatización, tal y como lo planteaba el ejecutivo alemán, pasaba por la venta completa de Deutsche Bahn, con el ejecutivo reservándose sólo una porción minoritaria de las acciones. Pero desde entonces un buen número de grupos de interés se ha opuesto a este proyecto de privatización, y parece que han triunfado. La privatización también sufrió las consecuencias de la falta de apoyos en la coalición que controla el Gobierno federal, y de los escándalos surgidos en las últimas semanas, en especial el del arresto del presidente del correo alemán, Deutsche Telekom y Deutsche Post Bank, KLaus Zumwinkel, por evasión de impuestos.
La compañía que dirige Hartmut Mehdorn cerró el año pasado con los mejores resultados de su historia, con beneficios netos, todo un hito para una empresa ferroviaria europea. Hoy, Deutsche Bahn se divide en tres divisiones: la de transporte de pasajeros, infraestructuras y logística. Esta última división ha sido construida a golpe de talonario, siguiendo el ejemplo de Deutsche Post, y está compuesta por el grupo Stinnes, con su filial Schenker, y por la transitaria BAX Global y el operador ferroviario Railion. Aún es pronto para predecir cuáles serán los efectos de este paso atrás en la privatización del ferrocarril, y el impacto indirecto del escándalo Zumwinkel, pero lo que es seguro es que, al menos de momento, las estrategias de dos de los gigantes de la logística del mundo, ambos a medio camino entre el sector público y el sector privado, se encuentran en stand by.