Reino Unido continúa siendo un mercado atractivo y aunque las reglas del juego han cambiado, nuestras grandes compañías de transporte han sabido adaptarse
El 23 de junio de 2016, el Reino Unido votó a favor de abandonar la Unión Europea, tras 43 años de pertenencia. Un hecho sin precedentes que el club europeo no deseaba. Las interminables negociaciones entre los Estados miembro se saldaron con la pérdida de una de las naciones con más influencia de la Unión, de la cual, no obstante, se mantuvo siempre un tanto recelosa, en particular frente a la moneda única y la libertad de tránsito de personas. Al Reino Unido, ciertamente, siempre lo veíamos como un contrapeso a Francia y Alemania; el caso es que abandonó formalmente la UE el 31 de enero de 2020. Hace ahora cinco años, de ese momento “cumbre” que además de suponer un cambio para el país británico, obligó a la Alianza europea a repensarse.
Un lustro después, la euforia del premier Boris Johnson, sus acólitos y el 51,9% de los ciudadanos que votaron a favor de la escisión se ha ido esfumando ante una realidad bien distinta: la economía británica sólo logró un crecimiento del 0,1% en su PIB en 2023 y las exportaciones de sus productos a la UE han caído un 30% desde que dejó de pertenecer a ella. Para ser justos, antes de afirmar que nuestro ex socio se ha practicado un “harakiri económico” quizás deberíamos esperar unos años más para analizar sus efectos ya que su salida de la UE se hizo efectiva en mitad de la pandemia y poco antes del estallido de la guerra de Ucrania. Sin embargo, en esta columna me gustaría centrarme en el impacto que ha tenido el ‘Brexit’ en el transporte de mercancías por carretera español, teniendo en cuenta que nuestro país es el quinto, por volumen de mercancías, que introduce productos en el Reino Unido con un tránsito semanal aproximado de 8.000 viajes de camiones españoles. Después de unos inicios complicados -agravados por las limitaciones coyunturales derivadas de la irrupción del Covid-, en los que las cargas en vacío se multiplicaron y las nuevas normas administrativas, con el consiguiente alza de los costes, obligaron a algunas de nuestras empresas transportistas a abandonar rutas británicas, el transporte de bienes por carretera entre ambos países empezó a normalizarse. En esta normalización influyó positivamente la enorme capacidad de adaptación de nuestros operadores de transporte, acostumbrados durante décadas a navegar contra marea.
Ahora los flujos de mercancías entre España y Reino Unido están sujetos a formalidades de aduanas, además de otros requisitos, lo que no ha impedido que nuestra maquinaria exportadora pierda fuelle: las relaciones comerciales bilaterales entre ambos países muestran un superávit comercial histórico a favor de España. En 2023 el comercio entre España y UK aumentó en 540 millones de euros y todo indica que, a falta del dato de diciembre, 2024 superará en un 6% aproximadamente las cifras del 2023. Reino Unido continúa siendo un mercado atractivo -quinto destino de nuestras exportaciones- y aunque las reglas del juego han cambiado, nuestras grandes compañías de transporte, caracterizadas por su resiliencia, competitividad, experiencia y know how, han sabido adaptarse.
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Ramón Valdivia
rvaldivia@astic.net