La pública volvió a registrar pérdidas millonarias en 2023; nada más y nada menos que la friolera de 36,09 millones de euros en números rojos
La cuenta de resultados de Renfe Mercancías del pasado año, que recientemente se hacía pública, ha vuelto a traer muy malas noticias para el operador. En realidad, las malas noticias llevan una década repitiéndose sin parar, en modo bucle. La pública volvió a registrar pérdidas millonarias en 2023. Nada más y nada menos que la friolera de 36,09 millones de euros en números rojos. Habrá quien vea el lado bueno, porque las pérdidas fueron ligeramente inferiores a las del año anterior (38,44 millones) y significativamente más soportables que las de 2021 (64,7 millones). No obstante, sería hacerse trampas al solitario apenas dibujar una sonrisa.
La pública ha encadenado una última década de espanto, con 433 millones en saldo negativo desde 2013. Tan solo en un ejercicio, el de 2019, el operador consiguió alcanzar la ansiada meta de los números negros (3,8 millones) tras cerrar la venta parcial de su filial Logirail a otras sociedades del grupo Renfe. El paraguas de Renfe ha sido el único recurso para mantener a flote la delicada situación financiera por la que atraviesa su filial de mercancías. El proceso para tratar de cerrar una entente definitiva con el socio estratégico elegido, Medlog, operador logístico de la naviera MSC y propietario de los antiguos ferrocarriles de mercancías lusos, rebautizados como Medway, parece la tabla de salvación. No obstante, al cierre de esta edición, las fuentes del sector consultadas seguían pensando que queda todavía mucho partido por jugar. El principal escollo son los sindicatos, que no ven con buenos ojos que la compañía pierda su estatus de pública. Además, queda por determinar la fórmula concreta con la que se daría este paso hacia la privatización parcial. Desde la creación de una joint-venture hasta la entrada en el capital de Medway por parte de Renfe Mercancías, las posibilidades son múltiples.
Las negociaciones tendrán que superar trabas y reservas, pero a cualquier observador imparcial le resultará sencillo deducir que Renfe Mercancías se juega su última o penúltima bala. Veremos cómo termina todo, porque hay que recordar que, en su día, la venta de la filial de mercancías al operador público alemán DB se frustró sobre la bocina, cuando propios y extraños la daban ya por descontada.