El Comité Nacional del Transporte por Carretera ha logrado consensuar una posición común sobre el Proyecto de Ley del contrato de transporte terrestre de mercancías y ha acudido a la vía legislativa para intentar hacer valer sus reivindicaciones. El tiempo dirá si el sector logra finalmente que se escuche su voz o si continúa siendo el gran olvidado de la política de los gobiernos de turno. Pero, sin duda, éste es el camino a emprender.
Los empresarios necesitan organizaciones profesionales fuertes, que sean capaces de dejar a un lado sus protagonismos y de aparcar las diferencias, infinitamente menores que los problemas que son comunes. Sólo así, los transportistas podrán coger la sartén por el mango y marcar al Gobierno la política a seguir, en vez de ir siempre a cola del pelotón. Además, sería de agradecer que esta unión no sea flor de un día.
El sector del transporte de mercancías por carretera no puede permitirse el lujo, y más con la que está cayendo, de que el Comité Nacional sea una ‘Torre de Babel”, donde la falta de entendimiento de sus miembros es utilizada una y otra vez por Fomento para imponer sus criterios.
Este año toca renovar su composición. Un buen momento para la reflexión y la autocrítica, paso obligado para ajustar este órgano de interlocución a la realidad del sector, dando cabida, por qué no, a los cargadores y a los interlocutores sociales y permitiendo una mayor representatividad de los operadores logísticos, más acorde con su peso real en las operaciones de transporte. El sector es cada vez más transversal y negarlo es ponerse una venda en los ojos. Y así, desde luego, no se va a ninguna parte.