Marítimo  | 

Valls no despeja ante el Parlamento la incógnita de si el hundimiento del Muelle Prat fue evitable

No descarta exigir indemnizaciones a las constructoras aunque se desconoce la causa.

¿Se pudo evitar el hundimiento parcial del Muelle Prat del puerto de Barcelona? Es la gran pregunta sin respuesta once meses después del accidente, ocurrido el 1 de enero, y que no despejó el presidente de la autoridad portuaria, Jordi Valls, en su comparecencia el pasado 31 de octubre en la comisión de Política Territorial del Parlamento catalán. Y el interrogante se mantiene porque ni los propios integrantes del grupo de expertos que contrató el puerto para investigar el hundimiento se ponen de acuerdo a la hora de determinar la causa exacta que provocó la licuefacción del relleno, lo que a su vez fue determinante en el desplazamiento de 640 metros de la línea de atraque de la primera fase del muelle.

Se apuntan tres posibles causas de la licuefacción: la inestabilidad de las motas, el proceso de vertido hidráulico y la presencia de gas. Sí está claro que es la primera vez que se produce una magnitud de licuefacción como la del relleno del muelle no originada por un terremoto, según señaló Valls. Un experto ha confirmado a este diario que “es realmente raro que tenga lugar una licuefacción tan repentinamente y tan extensa”. Una futura actualización de las Recomendaciones de Obras Marítimas (ROM), que periódicamente publica Puertos del Estado, incorporará como potencial avería (término de la ingeniería marítima para referirse a un accidente) la licuefacción no provocada por un terremoto.

Al desconocerse la causa exacta, “es difícil establecer responsabilidades”, añadió Valls, aunque los servicios jurídicos del puerto continúan investigando si son exigibles indemnizaciones a las empresas constructoras. No hay riesgo de que se vuelva a producir un accidente similar ya que, “con la información que tenemos ahora, se podría haber evitado”, aseguró Valls. Eso sí, once meses antes, “había los mecanismos de control habituales en este tipo de obras, y no existió ningún indicio de que pudiera pasar lo que pasó”, señaló Josep Oriol, director del puerto. Oriol también descartó “ninguna presión para acabar las obras”. El Muelle Prat tenía que estar listo inicialmente para el año 2010. Bajo la presidencia de Joaquim Coello, el calendario de obras se adelantó dos años, a 2008. Para ganar tiempo, el muelle se construyó con cajones más grandes de los habituales para que hiciera la función de dique de abrigo, con lo que no había que esperar a que éste estuviera acabado.

Al final, será en noviembre de 2010 cuando el puerto finalice la entrega del muelle a Terminal Catalunya (Tercat), sociedad propiedad de la asiática Hutchison (70 por ciento) y de la española Mestre (30 por ciento). Valls señaló que, a diciembre de 2008, Tercat habrá recibido el 70 por ciento del muelle y en noviembre de 2010 la parte afectada. Teniendo en cuenta el calendario inicial, el retraso es de 29 meses para la entrega completa del muelle, según publicó este periódico en anteriores ediciones. El consejo de administración de noviembre adjudicará las obras de rehabilitación del muelle, a las que se han presentado cinco uniones temporales de empresas. Dependiendo de las ofertas, se pueden recuperar un mínimo de 11 de los 16 cajones desplazados y, según dos de las UTEs, todos.

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