Dimisiones en cadena en la cúpula del grupo alemán tras la marcha de su presidente.
La repentina dimisión de Hakan Samuelsson como presidente del grupo germano MAN ha supuesto un terremoto. A su marcha le han seguido las dimisiones del director financiero, Karlheinz Hornung, y del presidente ejecutivo de MAN Nutzfahrzeuge, la filial de vehículos industriales del grupo de Múnich, AntonWeinmann
Pese a que las primeras manifestaciones recogidas en la prensa querían centrar el origen del problema en la investigación que por supuestos sobornos y corrupciones se inició en MAN en mayo de este año, los lacónicos comunicados que anunciaban las dimisiones de Hornung y Weinmann dejaban claro que las mismas nada tenían que ver con la citada acusación. En medios industriales, la teoría más asentada es que la base del problema está en el enfrentamiento de Samuelsson y su gente con Ferdinand Piëtch por la política a seguir tras el fallido intento de 2006, cuando MAN lanzó una OPA sobre Scania, controlada por Volkswagen, lo cual avivó aún más el enfrentamiento entre Leif Östling, presidente ejecutivo de la firma sueca, y el propio Hakan Samuelsson, quien había trabajado a las órdenes de Östling en Scania durante 23 años.
Respondiendo al acoso de MAN sobre Scania, Volkswagen adquirió una participación en la primera que le permitía controlar este grupo y reorientó la idea de Samuelsson de unir MAN con Scania hacia una posible consolidación triangular, donde el tercer vértice sería la división de vehículos industriales que la de Wolfsburg tenía en Brasil. Pero entonces llegaron los problemas entre Volkswagen y Porsche, además de la depresión de las ventas de camiones en todo el mundo. Y Piëtch tuvo que dedicarse a evitar que Wendelin Wiedeking, presidente ejecutivo de Porsche, le cortase la hierba bajo sus pies lanzando una OPA sobre Volkswagen cuando lo que lo que el primero pretendía era que Volkswagen comprase Porsche. En la última edición del Salón de Francfort, Piëtch hizo unas declaraciones quejándose de que el proceso de integración de los intereses de Volkswagen en el mercado sudamericano de vehículos industriales con el resto de las actividades del grupo de Wolfsburg no llevaba la velocidad necesaria, toda una llamada de atención a Samuelsson y su equipo porque no se avanzaba en la integración de las actividades camioneras de MAN y Volkswagen.
Las relaciones entre Samuelsson y Piëtch no han sido muy fluidas desde que este último accedió a la presidencia del consejo de supervisión del grupo de Múnich. El sueco no contaba con el apoyo de la alta gerencia de Wolfsburg por su oposición frontal a la integración con Scania y por su estilo extrovertido de gerencia. Este es precisamente uno de los mayores logros reconocidos a Samuelsson desde que arribó al grupo de Múnich. Para terminar de complicar las cosas, IVOX, una consultora alemana que asesora a los accionistas de las multinacionales antes de las juntas generales, ha catalogado a Volkswagen como una de las compañías tecnológicas peor dirigidas de Alemania, si no la peor.
La teoría que parece imponerse es que Samuelsson y su gente se han visto obligados a dimitir por estar radicalmente en contra del desmantelamiento de MAN, que Volkswagen pretende reducir a un mero fabricante de vehículos industriales e integrar en su grupo de empresas como una marca más de camiones, independiente de Scania y de MAN Latinoamérica, que es como ha pasado a denominarse la actividad de Volkswagen en Brasil. Aunque las tres marcas continuasen funcionando de manera independiente en el plano comercial, todas ellas deberían buscar sinergias de producto para reportar ahorros. Si, como indican medios industriales europeos, Volkswagen pretende desprenderse de MAN Diesel y MAN Turbo para conseguir fondos con que pagar la compra de Porsche, la fortaleza del grupo de Múnich en el campo de los motores Diesel quedaría un tanto reducida frente a Scania.