Tras anunciar que sus ventas de vehículos comerciales habían rondado el medio millón de unidades en 2007, Volkswagen hizo público que había aumentado su presencia en el capital de Scania al 20,89 por ciento, lo que se traduce en un incremento de los derechos de voto que el constructor alemán controla en esta firma, que asciende ahora al 37,98 por ciento. Sólo unos días antes, MAN había anunciado que su control de los derechos de voto de Scania era del 17 por ciento. Como se recordará, en septiembre de 2006, la firma de Múnich lanzó una OPA hostil sobre Scania, ofreciendo 10.300 millones.
La oferta fue rechazada por la dirección de la firma sueca, que consideraba que ésta valía mucho más. A la OPA se unió, sin haber sido invitada, Volkswagen, que vió la oportunidad de construir uno de los mayores fabricantes mundiales de vehículos industriales integrando los intereses de MAN, Scania y los suyos propios. A tal efecto, aumentó hasta un 30 por ciento su presencia en MAN que no vio con buenos ojos el movimiento de los de Wolfsburg, que conseguían así la presidencia del consejo del grupo de Múnich. Fuentes de MAN consultadas por este periódico señalan que el acuerdo no saldrá adelante hasta 2009, cuando expire el contrato que ahora tiene Leif Östling como presidente ejecutivo de Scania.
Östling, apoyado por Investor, el grupo sueco que conforma el segundo accionista en importancia de Scania, ha presentado una durísima batalla a los ataques de MAN y Volkswagen. En medios industriales se cree que ese tiempo permitirá también alejar la imagen de Ferdinand Piëch de las acusaciones de corrupción que algunos exaltos ejecutivos de VW afrontan actualmente en un tribunal alemán.