La operación, que podría desarrollarse en varias fases, está encaminada a la creación de un gran fabricante de vehículos industriales capaz de competir con Volvo y Daimler.
Volkswagen retoma la fusión de MAN y Scania, donde ya tiene una destacada participación accionarial, para crear un gran fabricante de camiones capaz de competir con Volvo y Daimler. La operación podría desarrollarse en varias fases, con transferencia de acciones de MAN a Scania y luego una OPA de los suecos sobre los alemanes
La gerencia de Volkswagen parece haber retomado el proyecto de fusión de Scania y MAN, donde ya tiene una importante presencia, tanto en el capital como en los derechos de voto. De acuerdo con el semanario económico alemán Der Spiegel, el plan de Volkswagen tendría como eje al constructor sueco, en la que los de Wolfsburg tienen mayor presencia (45,7 por ciento del capital y 70,9 por ciento de los votos).
¿Cuál sería el proceso? Una de las posibles vías consistiría en que Volkswagen transfiriera a Scania la participación del 29,9 por ciento que la primera de ambas tiene en MAN. Como ésta última posee a su vez un 13,4 por ciento del capital de Scania (un 17,4 por ciento de los votos), VW pasaría entonces a controlar el 49,7 por ciento del capital y el 76,1 por ciento de los votos de Scania. Bastaría pues con que los de Wolfsburg se hicieran con algunas acciones de la compañía sueca en el mercado bursátil para tener más del 50 por ciento del capital de ésta, aunque en realidad, controlando el 76,1 por ciento de los derchos de voto, lo de superar el 50 por ciento del capital sería para Volkswagen un mero detalle de imagen.
Entonces, Scania lanzaría una OPA por MAN, compañía mucho mayor que la sueca pero que ahora se encuentra en peor situación financiera que ésta. Esta OPA representaría al mismo tiempo una satisfacción moral para Leif Östling, presidente de Scania, en compensación por los sinsabores y malos ratos que tuvo que pasar cuando hace poco más de cuatro años, fue su antiguo colaborador Hakan Samuelsson, entonces al frente de MAN, el que lanzaba una OPA por Scania, que fracasó al acudir VW en auxilio de los suecos, de cuyo capital ya formaba parte. Además, la OPA de Scania sobre MAN puede que sea la única forma de que el equipo de Östling abandone su oposición frontal a la fusión con MAN.
Ciertamente, también ésta compañía se ha venido oponiendo con fuerza a la fusión con Scania, pero la moral de los de Münich está por los suelos, según afirmaron a este periódico fuentes próximas a MAN. Desmantelado el equipo directivo de Hakan Samuelsson -que dimitió a raíz de descubrirse algunas prácticas comerciales poco éticas (supuestos pagos de comisiones y sobornos) en MAN y aún en fase de recuperación de los desastrosos efectos que la crisis ha tenido sobre las cuentas de la compañía de Münich, la mayor preocupación de los que han sido designados para ocupar las plazas vacantes tras la criba de directivos es no cometer error alguno que pueda costarles el puesto y en esos casos lo mejor suele ser no hacer nada.
Desde luego y pese a lo que dicen los lacónicos comunicados de prensa emitidos por las partes implicadas, las sinergias de la fusión tardarán muchísimo en hacerse patentes y desde luego no serán las relativas a producto las primeras en materializarse. Basta con analizar los motores de MAN y los de Scania para darse cuenta de que la sinergias de producto no son cosa ni del corto ni del medio plazo. Mientras los primeros apostaron por la bomba de carril común, los segundos lo hicieron por los inyectores de muy alta presión desarrollados en colaboración con Cummins, por poner un ejemplo.
Lo mismo que, según las mismas fuentes, los responsables de la recuperación financiera y de imagen de que se benefició MAN en los años previos a la crisis, no entienden que hayan sido despedidos sus líderes y algunos de ellos estén a punto de serlo, los ingenieros de la firma de Münich -tradicionalmente defensores de que sus camiones tenían un valor tecnológico añadido mucho mayor que los de su rival sueco- no terminan de hacerse a la idea de que en el futuro su producto pueda verse influido por el de Scania.
De momento, lo único que podría dar al traste con el proyecto de Ferdinand Piëch, presidente de Scania y MAN, es el coste financiero de una fusión de estas dos compañías y la fuerte oposición que Scania ha encontrado siempre en los sindicatos alemanes, aunque Piëch ha dado muestras suficientes de tener mucha mano izquierda con los representantes de los trabajadores.