Tras el sobresalto del segundo trimestre de 2013, cuando Volvo anunció que sus beneficios netos se habían reducido más de un 59 por ciento, Olof Persson, presidente ejecutivo del grupo sueco, no ha perdido tiempo en anunciar medidas urgentes para elevar la rentabilidad. La ‘hoja de ruta’ incluye recortar los gastos en 456 millones hasta finales de 2015. El plan de medidas no saldrá gratis. Volvo estima que costará unos 574 millones, cifra que hace pensar que espera obtener otros beneficios que compensen la diferencia entre ambas cifras.
Lo que sí ha adelantado Volvo es que la mayor parte del coste se repercutirá en la contabilidad de 2014. Para algunos analistas europeos no es descartable que Volvo anuncie despidos, para adaptar su plantilla a la tendencia bajista de la demanda.
Sorprende que Volvo haya anunciado también que la mayor parte de las medidas afectarán a la división de camiones, ya que, cuando se anunciaron los resultados financieros del grupo en el segundo trimestre de 2013, parecía presentarse como principal responsable de la reducción de beneficios a la división de maquinaria para la construcción, cuyas ventas habían caído un 19 por ciento, y a los autobuses y autocares, que habían retrocedido un 20 por ciento, en tanto que los camiones sólo bajaban un 8 por ciento.
De hecho, el propio Persson comentó entonces que la demanda de camiones era “relativamente estable” exceptuando Brasil, donde las ventas estaban creciendo, y la India, donde, por el contrario, el mercado estaba empeorando.
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