Mirar sin ver  | 

Y entonces llegó ella

La huelga de los estibadores de EE.UU. se ha quedado en ‘stand by’ hasta el 15 de enero; a ver cómo se contagia Europa y España

Parece que aquel virus que nos puso boca abajo llegó en el siglo pasado y que desde entonces han ido ocurriendo diferentes acontecimientos de toda índole para respaldar el, cuanto menos, cuestionable servicio de transporte marítimo recibido hasta la fecha. En lo que llevamos de año, a causa de la bajada de la demanda por la recesión del consumo de bienes vs. el consumo de ocio, aunque sea a costa del plástico bancario, estamos en una escalada inversa del coste de los fletes y de repente, los 85.000 estibadores de la Costa Este de EE.UU. y Golfo de México deciden entrar en huelga indefinida para ejercer presión sobre las navieras y “formar parte” de los interesantes beneficios que vienen obteniendo desde 2020, con un aumento no inferior al 50% y una garantía sobre sus puestos de trabajo cuyo actual contrato había expirado, ante la más que inminente automatización de las terminales. Estibadores conscientes de que controlan 1/3 del comercio internacional de EE.UU., lo que supone alrededor de 3 billones (EU) de dólares.

A partir de aquí, temor en las cadenas de suministro, reordenación de los pedidos a Asia, fondeo de buques, ergo subida de los fletes. Obvio que, en plena recta final de la campaña electoral, el saliente tenía que intervenir, por el bien de su país y de su posible sucesora, del tal modo que mientras estoy escribiendo, se ha llegado a un acuerdo y la huelga se ha quedado en stand by hasta el próximo 15 de enero y a ver qué pasa el 5 de noviembre. Al final, parece ser, un 62% de aumento a seis años. A ver como se contagia Europa y en especial España, qué miedo…

Adiós pues, mi fortuna de fletes, cuan ingenuo soy. Ayer mismo, JB, su entorno y su futuro, por afinidad “interesada”, le dijo a su “colega” que contra las nucleares ni hablar, ahora bien, instalaciones petrolíferas del que se ha metido en camisa de once varas, no está mal. Es su principal fuente de ingresos. ¿El resultado?, el precio del petróleo se disparaba en un 5% y claro, los buques navegan con ese combustible, ufff. “No soporto ver todo esto tan sucio, ahora mismo me levanto y apago la luz” (anónimo).

Miguel Rocher

mrocher@operinter.com