Es la Logística como herramienta Woke la que nos hará avanzar en la resolución de los puntos calientes con transparencia contrastada
La nueva “Logística Woke”, que nos llega en 2025, parece inspirada en el entrañable personaje peludo de raza Wookiee, Chewbacca, de Star Wars, pero no es exactamente así. No obstante, el sentido común de este personaje sí que nos puede inspirar para analizar cómo han cambiado las cosas ahora que cruzamos el umbral del primer cuarto del siglo XXI.
El Premio Nobel Paul Krugman escribe que la esperanza es necesaria en una era de desazón como la actual, “el optimismo del año 2000 se ha sustituido hoy por ira y resentimiento” más allá de las personas, también y especialmente en un entorno político y geoestratégico donde el arrepentimiento y el agradecimiento ya no están de moda; la bronca es más rentable. Paralelamente, y desde la Universidad de Stanford, Joan Ramón Resina nos indica que la nueva polaridad China-USA marcará la agenda de los próximos tiempos y que todo ello, mezclado con una radicalidad social y contracultural (el fenómeno Woke), nos llevará a tener que buscar la luz constantemente en medio de escenarios apocalípticos no siempre reales. Y por si fuera poco, el analista político Giuliano da Empoli en su libro “Los ingenieros del caos” nos cuenta que los hiperliderazgos políticos actuales están cambiando radicalmente las reglas de la política global, mediante ideólogos y científicos expertos en big data que reinventan las reglas del juego político con sus ramificaciones logísticas en la tierra. Con todo esto, puede ser que no encontremos herramientas para pacificar el mundo.
O puede ser que sí: La logística como brújula, el elemento estabilizador de la coyuntura global, de cohesión social y de todos sus procesos referentes: La nueva Logística Woke, la que reacciona a todo este embrollo y separa política de logística. Joan Ramon Resina desde Stanford predice que no llegaremos a “una tercera guerra mundial, pero sí que tenemos delante una nueva guerra fría con puntos calientes”. ¿Cómo lidiar con esto? Con la Logística Woke.
¿Y cómo desarrollar una Logística Woke para que sea industrial, audaz y eficiente, que demuestre con credibilidad, crédito operativo y legitimación social, su potencial estabilizador? Con transparencia. Sin la obligación de comprometerse con ninguna causa concreta, pero con la demostración transparente y constante de la responsabilidad ética de todos los procesos logísticos auditados para que el mundo operacional reaccione con confianza positiva a todos los bulos apocalípticos que acontezcan; estabilizando flujos locales y globales, y especialmente demostrando el trato digno a los equipos logísticos y a todos los implicados en la cadena de suministro. La cultura Woke ya está aquí, y más allá de su potente arraigo contracultural y social, es la Logística como herramienta Woke la que nos hará avanzar en la resolución de los puntos calientes con transparencia contrastada, tal y como hacen los Cargadores Responsables (CCR) que son transparentes y están comprometidos con la nueva Directiva Europea de Logística Ética CS3D. Al final tendremos que agradecerle a Chewbacca que fuera Woke, ¿O era Wookiee?
Jordi Espín
jespin@transprime.es