Editorial  | 

El balón de oxígeno del SAPET

Transportes mantiene un riguroso silencio sobre el montante que se le asignará, si bien fuentes consultadas por este periódico lo sitúan en el entorno de los 12 millones anuales durante cada uno de los cuatro años de duración de las obras.

Al cierre de esta edición, el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible pulía la orden ministerial sobre el nuevo sistema de ayudas por perturbaciones extraordinarias de tráfico (SAPET) para el sector ferroviario de mercancías. Una fórmula que, como el propio organismo ministerial reconoce, viene a paliar en cierta medida los sobrecostes y retrasos que provocan en el negocio ferroviario de mercancías la inflación de actuaciones previstas en la red ferroviaria española. Los fondos europeos nutren estas inversiones y han provocado que la planificación de las obras de acondicionamiento y mejora se hayan agolpado en apenas cuatro años. Tras un primer intento el pasado año, que acabó en el limbo de la Dirección General de Movilidad y Transportes de la UE (DG Move), el nuevo SAPET aspira a sortear la etiqueta de ayudas de Estado ligando este sistema al programa de ‘ecoincentivos’.

La DG MOVE difícilmente se podrá oponer a que se compense la pérdida de tráficos previstos en el marco de una iniciativa que persigue dar un paso adelante en el proceso de descarbonización del transporte de mercancías. Que el SAPET salga adelante es una buena noticia para el sector, pero falta por conocer cuál será la dotación de este sistema de compensaciones.

El equipo de Óscar Puente mantiene un riguroso silencio sobre el montante que se le asignará al SAPET, si bien diversas fuentes consultadas por este periódico lo sitúan en el entorno de los 12 millones de euros anuales durante cada uno de los cuatro años de duración de las obras. La cantidad, de confirmarse, sería notablemente insuficiente para compensar las pérdidas que está padeciendo el sector. Un análisis de la Asociación de Empresas Ferroviarias Privadas (AEFP) evalúa las pérdidas de sus asociados en 25 millones anuales. A esto habría que sumarle una cantidad similar para Renfe Mercancías, que controla cerca de otra mitad del mercado. En conjunto, en cuatro años se estaría hablando de un impacto de 200 millones en las arcas de las empresas ferroviarias de mercancías que operan en España. Por tanto, es importante que Transportes evalúe bien la dotación a asignar al sistema y ponga los medios para complementar vía presupuestos ministeriales allí donde no puedan llegar los fondos europeos.