Editorial  | 

El transporte y su ‘Día de la Marmota’

El transporte por carretera es vital para la economía del país, pero sigue sin recibir el apoyo que necesita, y que tanto reclama.

Cada año, el 2 de febrero, los norteamericanos celebran el Día de la Marmota, un peculiar ritual en el que un roedor predice si el invierno se alargará o dará paso ya a la primavera. En el transporte por carretera, el invierno parece no acabar nunca. Las reuniones con la Administración y los compromisos incumplidos se repiten con una cadencia predecible, atrapando al sector en el tiempo.

La última entrega de este bucle sin fin comenzó hace un año, cuando el recién nombrado ministro de Transportes, Óscar Puente, se sentó por primera vez con el Comité Nacional del Transporte por Carretera (CNTC), máximo órgano de interlocución sectorial.

El encuentro sirvió para alumbrar cuatro grupos de trabajo, que abordaran los problemas más urgentes: la falta de conductores, la digitalización, la transición energética y la ley de la cadena de transporte. Pero, como tantas veces desde la firma de los acuerdos “históricos”, ‘antes de Puente’, el tiempo pasó y el impulso inicial se fue desvaneciendo. Los encuentros espaciados, la ausencia de medidas, más allá del lanzamiento del Plan

Reconduce para incoporar conductores, y la sensación de que las prioridades del Ministerio están en otra parte han hecho que el sector vuelva a sentirse abandonado a su suerte. Ahora, un año después, los grupos de trabajo se han reactivado. ¿Será esta la definitiva? Los transportistas ya han vivido demasiadas falsas primaveras como para creer que esta vez será diferente. Mientras el Gobierno dilata los tiempos, el déficit de conductores se agrava, la transformación digital avanza a trompicones, la ley de la cadena de transporte continúa sin una implementación efectiva y la transición energética sigue sin una hoja de ruta clara. Y para más inri, sin prórroga del Plan Moves III para la compra de vehículos eléctricos, pilas de combustible y puntos de recarga, tras quedarse fuera del nuevo decreto ‘ómnibus’.

El sector no puede permitirse más días de la marmota. El transporte por carretera es vital para la economía del país, pero sigue sin recibir el apoyo que necesita, y que tanto reclama, para enfrentar los desafíos de hoy y del futuro. Es hora de que el Ministerio de Transportes abandone el letargo y pase de las promesas a los hechos. Porque si no, el invierno será eterno.