Mirar sin ver  | 

Meritoria

La vida es como el ajedrez; cuando se acaba la partida, tanto el peón como el rey, ambos, terminan en una caja

Meritoria es la persona que trabaja sin sueldo por aprender y hacer méritos para ocupar una plaza remunerada y así es como describe la RAE esa palabra. En nuestro sector, el de los servicios de la cadena de suministro, sabemos mucho de ese puesto, habida cuenta que la práctica totalidad de los grandes nombres de éxito que nos rodean, partieron entre los 14 y los 18 años desde esa ubicación y no recuerdo ninguno que nos haya defraudado. Los Rafaeles, Antonios, Jorges, Luises, Salvadores, Franciscos, Pacos, Pepes, Josés, Carlos, Alfonsos, Vicentes, Manolos, Manueles y muchos más. La mayoría de ellos con más ayeres profesionales que mañanas. No todos llegaron al podio, pero no defraudaron porque llegaron hasta donde se ganaron llegar.

Imaginen, por un momento, estar en otro plano del universo en el que todas aquellas personas, de libre designación pública (dejo a su libre albedrío dejar volar su imaginación sobre cargos y personas nombradas que los ostentan y que toman decisiones durante un periodo no demasiado largo, de los cuales somos costaleros casi de por vida) que tomaran su bastón de mando en calidad de Meritorias, trabajando sin sueldo y haciendo méritos para ocupar esa plaza en firme y remunerada con las prebendas que conllevase. Seguramente, se esforzarían en no tomar decisiones con recursos que no les pertenecen ni les van a ser reclamados, legalmente…, y en lugar de echar mano de las X, I y F, en dar la cara para decir lo que piensan, asumiendo que decir lo que uno piensa es honesto, pero no es sensato.

De vuelta a la realidad, a pesar de ostentar el mando en plaza, no pasan de ser fijos discontinuos (antiguos contratos temporales, porque la mayoría no son renovadas) y eso incluye a todas esas personas nombradas, y a los que los nombran que, a su vez, son elegidos por los que metemos un papel en la ranura de una pequeña arqueta de plástico. Más les valdría saber que la vida es como el ajedrez, habida cuenta de que cuando acaba la partida, tanto el peón como el rey, ambos, terminan en una caja” (Proverbio italiano).

Miguel Rocher

mrocher@operinter.com